Poema de la presencialización

La definición del haiku como " poema de la presencialización " sugiere  la disposición que el poeta debe asumir para su realización.

Otsuji Seki Osuga, uno de los más célebres tratadistas de la poética haikista dice que " cuando uno está abrumado por la pena, esa pena no puede producir un haiku; cuando uno está jubiloso e inmerso en la felicidad, ese sentimiento no puede producir un haiku ".  Por otro lado, Matsúo Basho indica, respecto del haiku, que " lo más sublime y lo más grande viene dejándolo salir sin más naturalmente ".

Por su parte, el profesor Rodriguez- Izquierdo afirma que "el momento estético de creación del haiku brota de una total unidad de percepción del poeta con la naturaleza" en la que "se borran los límites entre el sujeto y el objeto, entre la percepción y las palabras" y en el que "la misma creación verbal es el culmen de la experiencia" A su vez, Ricardo de la Fuente sostiene que, en la creación del haiku, "el espíritu queda suspenso un instante, a causa de la contemplación de un elemento del entorno, o por una sensación o pensamiento instantáneo".

Así pues, parece que la disposición del poeta a la hora de escribir haiku debe aunar serenidad, pasividad, concentración y contemplación. Esta disposición, así caracterizada, parece ciertamente poder permitir la consecución de una " presencialización " , ya que, en tales condiciones, -- que remiten, en última instancia, a un estado de vacío mental receptivo -- el poeta se limitaría a transmitir verbalmente su " aquí y ahora ".



Octavio Paz, refiriéndose a esta cuestión, resume la actitud del poeta durante la creación del haiku en una sola palabra : " quietismo " , añadiendo que nada tiene que ver con el " quietismo furibundo y contraído de los místicos occidentales, desgarrados por la oposición inconciliable entre este mundo y el otro, entre el creador y la criatura " , sino más bien con la meditación Zen .


La referencia al Zen no es en modo alguno baladí en este caso, si se tiene en cuenta que la relación entre dicha filosofía y el haiku fue ya tempranamente establecida por numerosos tratadistas y que, por ejemplo, constituyó la referencia espiritual de Matsúo Basho a partir de 1681.